domingo, diciembre 26, 2004

CARTOGRAFÍA DE LA EBRIEDAD. A la búsqueda del Licor de los Dioses


El Hombre de los Caramelos.


"Drogarse es alimentarse"
(Jonathan Ott)



1.- TU PANTALLA AMIGA - BOSQUES DE DUENDES Y GNOMOS - LA LIEBRE LUNAR


Barcelona. Mañana del viernes 27 de junio, preludio de un fin de semana anormalmente gris y lluvioso. Las cámaras de Tele 5 se personan en la sede de las Segundas Jornadas Sobre Substancias Alucinógenas y entrevistan a su invitado de honor: el mismísimo Albert Hofmann, el químico suizo que en 1938 sintetizó por vez primera en un laboratorio la poderosa dietilamida del ácido lisérgico o LSD-25.

Por la tarde, quienes contemplan el desinformativo de la citada cadena de TV comprueban estupefactos como el sentido de la noticia es radicalmente subvertido.
De nuevo cualquier intento serio de abordar la espinosa cuestión del uso de enteógenos -substancias psicoactivas, modificadoras de la consciencia- es estigmatizado y reducido a una insensata apología del consumo de drogas, un pintoresco aquelarre de fumetas, colgados en ácido y demás fauna de mal vivir.
Sin duda Hofmann tiene razón cuando afirma que "el hombre todavía no está a la altura de su libertad"...

Josep María Fericgla, doctor en Antropología Social y Cultural, responsable del Institut de Prospectiva Antropològica y director del encuentro, está que se sube por las paredes. En un arrebato decide cancelar las acreditaciones y desconvocar la anunciada rueda de prensa con el profesor Hofmann, prevista para la tarde.
Cuando charlo con Fericgla, se muestra furibundo y no tiene reparo en crucificar a TODOS los periodistas. Da las ordenes oportunas para que, si algún insignificante plumífero está interesado en lo que allí va a debatirse, apoquine previamente las correspondientes diecinueve lechugas en caja para poder acceder a la docena de ponencias programadas a lo largo del fin de semana.
Arguyo que siempre es peligroso generalizar -él mismo debería saberlo mejor que nadie- pero finalmente opto prudentemente por la retirada...
Director de investigaciones del Instituto de Prospectiva Antropológica -organizador del evento- y profesor de la Universidad de Salamanca, Fericgla es un reputado pionero en la investigación del empleo de substancias alucinógenas entre los pueblos primitivos (el Kurdistán turco, el sur de Marruecos o la Amazonia ecuatoriana han sido objeto de sus expediciones) y también en nuestro tecnificado Occidente.
Probablemente su obra más popularizada sea la muy recomendable El Hongo Y La Génesis De Las Culturas, un fascinante ensayo sobre los símbolos y mitos que envuelven al hongo embriagante Amanita Muscaria. Este estudio fue originalmente publicado en catalán en 1985 y fue tal su repercusión entre un amplio espectro de público ávido de rigor científico en un asunto tan dado a las divagaciones y los mitos populares que gozó de una edición ampliada en castellano, aparecida en 1994 en la Colección Cogniciones de la editorial Los Libros De La Liebre De Marzo.
No en vano Fericgla es el director de esta colección eminentemente divulgativa, dedicada a explorar los estados de consciencia inducidos por la ingestión de substancias psicoactivas, tanto modernas como tradicionales.
Hasta el momento la colección alberga más de media docena de referencias vinculadas a disciplinas complementarias como la antropología cognitiva, la etnobotánica, la etnopsiquiatría, la psiquiatría transpersonal y también prácticas inmemoriales como el chamanismo y su contexto cultural.
En activo desde 1989, Los Libros De La Liebre De Marzo parecen proporcionar un buen cobijo a los tipos sospechosos interesados en estas cuestiones tan minoritarias y heterodoxas: una editorial con una notable vocación didáctica y caracterizada por cuidar con mimo su selección de títulos.
En la antigua cultura egipcia, la liebre era el símbolo del concepto ser. En China -donde suponen que corretea por la superficie lunar- simboliza la fuerza del Yin en los emblemas del emperador y es animal de presagios...


2.- BUSCADORES DE PARAÍSOS - ELOGIO DE LA EBRIEDAD - ESQUIMALES Y ZOMBIES FARMACOLÓGICOS



Las presentes Jornadas se prefiguran como un complemento del Congreso Internacional para el Estudio de los Estados Modificados de Consciencia, unos encuentros bianuales que se celebran alternativamente en América y Europa y que tuvieron su origen en 1992, con motivo de una reducida reunión de estudiosos en San Luis Potosí (México)

La segunda edición -organizada por Fericgla- se celebró en Lleida en octubre de 1994. En aquella ocasión este congreso vocacionalmente interdisciplinar cubrió un espectro de trabajo realmente amplio, dividido en cinco grandes ámbitos: antropología y arqueología; arte, filosofía y religión; etnobotánica, farmacología y química; ética social, jurisprudencia y medicina, psiquiatría y psicoterapia.
Para ello contó con las aportaciones de 219 invitados llegados de 19 países, algunos tan ilustres como el histórico etnobotánico Alexander T. Shulgin o el doctor en psiquiatría Thomas Szasz, autor de obras clave como Droga Y Ritual o Nuestro Derecho A Las Drogas, clarividentes análisis acerca de los interrogantes morales que surgen a raíz de la prohibición de ciertas drogas y la hipócrita tutela terapéutica ejercida por los gobiernos.

El denso programa se complementó incluso con una exposición donde pudo contemplarse la obra, realizada bajo estados alterados de consciencia, de más de una docena de artistas de todo el mundo.
Tres años después, la reunión celebrada en Barcelona de la que soy testigo es de nuevo un estimulante punto de encuentro, a medio camino entre la convención científica y el acid-test para un puñado de aficionados particulares: anacrónicas reliquias de la vieja guardia hippie, consumidores habituales de cannabis, afiliados a la New Age, suscriptores de las revistas Ajoblanco o Integral y freaks de todo pelaje y condición. Pero ello no supone demérito alguno, antes al contrario.
Probablemente algunos de estos peculiares personajes pueden alardear de un conocimiento mucho más íntimo con los estados alterados de conciencia que los fríos y asépticos científicos de impoluta bata blanca.

Entre los rostros conocidos, el argentino Andrés Calamaro (Los Rodríguez), un desastrado Albert Pla o la actriz Emma Suárez, bellísima, como siempre.
En el hall los asistentes alardean de las dimensiones de sus plantaciones caseras mientras los petas rulan de mano en mano sin demasiado disimulo. ¿Hay que predicar con el ejemplo, no?
O bien curiosean en el chiringuito montado por la librería Makoki, la primera del país dedicada exclusivamente a la literatura "alucinada", quienes hacen su agosto en junio. Amén de los ridículos libros de autoayuda -lo siento, no puedo con ello- y de las revistas y fanzines especializados (Hull, Megacrípolis, Ulises o el muy interesante boletín informativo de la Società Italiana per lo Studio degli Stati di Coscienza), entre la oferta literaria destaca por obvios motivos la nueva reedición que la editorial Gedisa ha puesto en circulación de La Historia Del LSD, la celebérrima autobiografía escrita por Hofmann en 1979.

Como ya ha ocurrido en encuentros precedentes, las Jornadas han vuelto a reunir un envidiable plantel de especialistas mundiales. A los mencionados Hofmann y Fericgla se suman el etnofarmacólogo norteamericano Jonathan Ott y el etnomicólogo italiano Giorgio Samorini, considerado como uno de los principales especialistas europeos en micoflora psicoactiva y uno de los miembros fundadores de la S.I.S.S.C.
Una delantera de auténtica primera división tras la que se parapetan media docena de investigadores universitarios y clínicos de nuestro país, de esos que proporcionan una pátina de honorabilidad a un campo de estudio por lo visto urgentemente necesitado de respetabilidad.
A medio camino entre unos y otros destaca el nombre de un invitado recurrente en este tipo de encuentros: el profesor de sociología y ciencias políticas de la U.N.E.D. y polemista a su pesar Antonio Escohotado quien, perpetuo canuto en mano, está presente con otro de sus documentados alegatos "sacudeconciencias" bautizado Drogas Y Dignidad Humana que se salda con resultados brillantes. Como de costumbre...
Ojeando el programa veo que el farmacólogo Jordi Riba, una de las "jóvenes promesas" surgidas en este país, presenta un estudio clínico con ayahuasca. Seguro que será interesante, pero personalmente opto sin ninguna duda por asistir a la intervención de Jonathan Ott.
Con un aire despistado, sus características greñas "electrizadas" y calzando unas chanclas playeras, Ott responde perfectamente a la estampa del guiri extraviado en la Barcelona post-olímpica. La procesión va por dentro, claro.

Parafraseando el título de la archiconocida obra de Charles Baudelaire, Los Paraísos Artificiales, Ott pronuncia una disertación en impecable castellano titulada De los Paraísos Naturales A la Farmacéutica Celestial. Se trata de un condensado en el que avanza algunas de las tesis que nutren su última obra, que deberá aparecer en el mercado el próximo mes de octubre: Farmacofília O Los Paraísos Naturales.

El contenido de su intervención me defrauda parcialmente porque apenas aporta datos nuevos. El mismo interesado así parece admitirlo cuando advierte, irónico, que "quizá no he sido suficientemente polémico"...
Más sagaz resulta su reflexión a propósito del equívoco legado del poeta galo (a quien el chistoso Ott califica de "chauvinista farmacológico" por su defensa a ultranza de los caldos franceses en detrimento del haschisch) en la literatura sobre la ebriedad.
Ott sostiene que,en su opinión, los únicos paraísos naturales que están a nuestro alcance son los generados por las substancias psicoactivas, lo que él llama -como antes hicieron Aldous Huxley, Hofmann o el desaparecido Timothy Leary - "las llaves", mientras que el resto del mundo se obstina en calificarlos erróneamente como paraísos artificiales.

Ott sustenta su teoría en el hecho que los enteógenos están en nuestro potencial como seres humanos y sólo revelan lo que ya existe, desencadenando "una experiencia intrínseca a nuestra consciencia". Hofmann corrobora esta afirmación cuando señala que "la habilidad visionaria tiene que ser una parte innata de la naturaleza humana, de su espiritualidad".
La neuroquímica ya ha demostrado que el sistema nervioso de los mamíferos alberga neurotransmisores para los opiáceos (codeína, morfina...) y otras substancias. Siguiendo este razonamiento, para Ott la embriaguez por marihuana es absolutamente natural, habida cuenta de la existencia en nuestro cerebro de la anandamida (beatitud, en sánscrito), un agente neuroquímico que encaja como receptor del THC, el principio activo del cannabis.
Ott, quien por cierto también es autor de un libro sobre la adicción que provoca el chocolate, recordó que la anandamida también ha sido detectada en el cacao... ¿y alguien va a ser tan insensato como para proscribir desde ahora el consumo de chocolate?
Pero son el LSD y la psilocibina quienes para Ott ocupan la cúspide en la pirámide de los visionarios más poderosos: "son la piedra filosofal, la pista hacia la consciencia misma, la llave más tradicional, más arcaica, más natural. Y la más segura en dos sentidos: la más eficiente, la que más resultados proporciona en términos de experiencia religiosa y la más segura para el cuerpo. Es mucho más leve para el organismo que otros medios que se han desarrollado que son secundarios para alcanzar un éxtasis chamánico".
La parte final, dedicada a las cuestiones planteadas por el público hacen remontar el vuelo con sabrosas revelaciones sobre temas aparentemente tan insólitos como los hábitos alucinógenos de los esquimales (!?)
Ott explica que pese a desenvolverse en un entorno tan hostil, gozar de un folklore poco rico en señas etnobotánicas y estar limitados a una dieta de productos marinos saturados de puras grasas animales, se han descubierto ciertas evidencias de que el pueblo nanuk ubicado en las regiones más al Sur intercambiaba tabaco y también Amanita Muscaria.
Además -y esto fue una rigurosa primicia- las últimas investigaciones parecen demostrar que se servían de unos hongos poliporáceos para elaborar una especie de rapé con propiedades psicotrópicas.
Siguiendo en ambientes gélidos, Ott también se hizo eco de la ley de silencio que al parecer rodea el descubrimiento de evidencias del uso de hongos alucinógenos en el tracto digestivo del famoso hombre de hielo de 5.500 años de antigüedad hallado entre Austria e Italia. En concreto uno de los hongos fue identificado y se trata de petulinus, una especie que crece en los abedules, como la Amanita Muscaria y que aún sigue empleándose en la parte más occidental de Siberia.
La tesis apunta a que los hombres prehistóricos como el encontrado en el hielo combatían la fatiga en períodos de caza ingiriendo hongos alucinógenos.
Tras estas revelaciones la cosa adquiere proporciones definitivamente inauditas cuando alguien interroga a Ott sobre... ¡los mejunjes empleados en los procesos de zombificación en Haití! Se hace un silencio y ya me espero lo peor.
Pero Ott, lejos de amilanarse, vuelve a destaparse como una caja de sorpresas. Al final resulta que es íntimo amigo del máximo experto en la materia, un tal Davis, cuyos estudios inspiraron una peli de Hollywood sobre el tema, La Serpiente Y El Arco Iris, dirigida por Wes Craven.
Davis consagró su tesis de licenciatura a estas criaturas y dedujo que tras los zombies se ocultan en realidad turbios móviles económicos en lo que es una clara manifestación de esclavismo moderno.

Para idiotizar a sus víctimas, los brujos haitianos emplean al parecer un polvo que contiene datura entre otros muchísimos ingredientes, algunos psicoactivos y muy tóxicos, como la tetrodotoxina. Un par de estos compuestos están extraídos de una especie muy particular de sapo y de un tipo de pez apreciadísimo en la gastronomía asiática -el fugu- pues contiene una toxina altamente mortal que provoca la muerte por parálisis del aparato respiratorio pero que, en dosis pequeñas, induce un efecto psicotrópico. En Japón es habitual recurrir a él en casos de suicidio ya que, en palabras de Ott, "se muere de demasiado placer"...


3.- EL "TRIP" DE LA BICICLETA - EL SENTIDO DE LA VIDA - OVNIS Y ABDUCIDOS MENTALES


La noche previa a la inauguración de las Jornadas, la organización ha ofrecido una cena de bienvenida a todos los invitados. Hofmann, por supuesto, se ha convertido en el centro de atención, de forma natural, sin aspavientos. Incluso accede a relatar, por enésima vez, su celebérrimo "trip" en bicicleta por las calles de Basilea la tarde del 19 de abril de 1943. Todo un placer para sus afortunados oyentes.

A sus 93 años Hofmann se ha convertido en un auténtico humanista, absolutamente lúcido, muy cortés y accesible y dotado de un aura fascinante, talmente como si el LSD hubiera dejado en él un envidiable poso de sabiduría. Esa es la palabra. Hofmann es un sabio venerable, dos palabras que parecen haber sido creadas expresamente para definirle.
Ignoro si transcurridas seis décadas desde su descubrimiento ha conseguido la tan ansiada paz de espíritu porque lo cierto es que durante años el LSD se convirtió para Hofmann en la criatura de sus desvelos, lo que el llamó en su libro "mein sorgenkind" ("mi criatura problemática"), una suerte de Caja de Pandora que liberó los truenos del autoconocimiento en un territorio aun inexplorado de luces y sombras.

Herr Professor ha aceptado la invitación para tomar parte en estas Jornadas porque el programa de actos concluye con la presentación de la traducción castellana de su última obra, Mundo Interior/Mundo Exterior (Los Libros De la Liebre De Marzo), una reflexión en voz alta que funde cientificismo y misticismo, a la búsqueda de los imprecisos contornos de la realidad verdadera.

Con una deferencia que le honra, Hofmann procura asistir a varias de las ponencias, aunque en alguna de ellas se queda frito. Los asistentes le espian de reojo y en su mirada puede leerse la secreta admiración de aquellos a quienes les hubiera gustado tener a ese hombre apacible como abuelo entrañable.
Un Hofmann afable se pasea por la sede del instituto pasito a pasito, embutido en un traje color crema que parece haber sido cortado hace más de veinte años atrás.
Un tipo me confiesa que no siente las piernas ante tamaña presencia. ¿Realmente hay para tanto? Pues me temo que sí. Tener a Albert Hofmann al alcance de la mano es un placer perfectamente comparable al que experimentaría un miembro del Opus si se le apareciera el mismísimo Jesucristo.
Hofmann NO es en absoluto el gurú del ácido (dejemos ese título tan rimbombante para Ken Kesey o Timothy Leary), aunque parece que algunos aun no han caído en la cuenta. En cualquier caso es más que evidente que nuestro hombre no puede sustraerse al influjo de su creación. A su pesar, será para siempre una suerte de doctor Frankenstein de la farmacología visionaria.
Entre ponencia y ponencia es mariposeado por todo el mundo. El corpus directivo de la revista Cáñamo, de reciente aparición (algo así como el High Times en versión hispana) se fotografía a su lado mientras el sufrido Hofmann sostiene el primer número de la revista en sus manos con cara de no entender nada...

Por fin llega el momento más esperado por todos. El sábado por la tarde, mientras la lluvia arrecia en el exterior, en una sala de actos más concurrida que nunca el Hombre de los Caramelos pronuncia su alegato de defensa para la historia: Meditación Y Percepción Sensorial.
La mayoría de sus trabajos tienen una acusada vertiente autobiográfica e introspectiva y este no es una excepción. Leída en un inglés surcado de aristas pero melodioso, su lección magistral rehuye cualquier atisbo de materialismo para convertirse en una intimista confesión de su forma de ver el mundo, una reflexión franca y abierta desde una perspectiva espiritual y filosófica.
Su propósito es reflexionar sobre el objetivo universal de la humanidad: la búsqueda de la felicidad como sentido último de la vida. O, en palabras del filósofo: "quien se niega a ser feliz no cumple su existencia".

Hofmann abunda en lo ya expuesto en una entrevista radiofónica mantenida un par de días atrás. Divagaciones sobre el hombre como ser luminoso, la mente humana como el más sublime de los niveles energéticos y bla, bla, bla... Pero este elogio de la individualidad es cuestionable cuando conduce a un egocentrismo exacerbado: "Es el Yo que, con demasiada frecuencia, hace que perdamos la capacidad de ver la universalidad de la vida. Y por lo tanto se convierte en egocentrismo y soledad, en sentimientos de estar perdidos con todas sus consecuencias trágicas. Aquí reside la causa de mucho sufrimiento y la psicoterapia debe enfrentarse a esta realidad".

Y aquí es donde los enteógenos entran en acción. Según la experiencia de Hofmann no hacen sino disipar nuestros sentidos abotargados, literalmente abren de par en par nuestras puertas de la percepción. La felicidad llega pues en esos raros, beatíficos momentos de reconocimiento total y espontáneo de lo que nos rodea y de que somos uno con el universo. Instantes en los que contemplamos toda la verdad y somos conscientes de todo el esplendor y la belleza de la creación. Bonito, ¿eh?
Escucho a Hofmann y pienso que ahora mismo los adeptos a la New Age y la Karma Cola estarán disfrutando como enanos. No es ninguna novedad. En sus trabajos ya ha expresado con claridad meridiana su certeza en lo trascendente, su creencia en la existencia de un espíritu creador que ha concebido un plan preexistente. Incluso ha llegado a afirmar que le parece poco científico sugerir lo contrario y que nuestra consciencia no es un producto humano. ¿Existe un gran plan cósmico en la naturaleza? Según el creyente Hofmann "la ciencia natural y la experiencia mística de este mundo no se contradicen, todo lo contrario: son complementarios. Añaden a la verdad absoluta la realidad de nuestra existencia".
No sé... Personalmente siempre me ha parecido difícil conciliar el espíritu científico con esa ensoñación mística, máxime cuando resulta paradójico que en muchas ocasiones sólo tenemos plena consciencia de la existencia de esa divinidad por medio de sustancias químicas.
Al finalizar se abre un esperadísimo turno de preguntas al que Hofmann, después de dos días de intensa actividad, llega un poco fuera de combate. Se suceden interrogantes de todo tipo pero Hofmann se limita a responder de forma muy sucinta y en cualquier caso, sin mojarse más de lo necesario. Se muestra absolutamente en contra de las restricciones gubernamentales y a favor de la aplicación terapéutica de enteógenos en psicoanálisis y psicoterapia y de los opiáceos en tratamientos contra el dolor, pero confieso que me desarma cuando me intereso por su opinión acerca de lo que ha dado en llamarse "farmacología cosmética", liderada por la fluoxetina (¿en qué medida antidepresivos tan populares como el Prozac nos acercan al soma utópico de El Mundo Feliz de Aldous Huxley?). El hombre pone cara de póker y asegura no saber de lo que estoy hablando...
La cosa adquiere tintes definitivamente delirantes cuando una mujer que parece pertenecer a Abducidos Anónimos toma el micro y le pregunta a Hofmann su opinión sobre la ufologia... La intérprete debe repetirle la pregunta. El tiempo se detiene. Sin duda ese instante fue el "bad trip" particular de estas Jornadas. Hofmann, por supuesto, no sabe, no contesta...
Menos mal que al final alguien del público muestra su admiración por el hecho de que, a lo largo de este fin de semana, Albert Hofmann -el paradigma del científico por excelencia- haya arrinconado las probetas y los tubos de ensayos y se haya revelado como un humanista de tomo y lomo, un prestidigitador del alma que baraja naipes como "amor", "felicidad", "luz" y otros términos espirituales.
Hofmann asiente y admite que ha detectado un cambio de actitud de la gente en los últimos años. Ahora parecen entender mucho mejor su mensaje.
¿Es ese en verdad el camino que debe recorrer la ciencia para reconciliarse con el mundo?


4.- EL VENENO DEL DIABLO - MÉXICO LINDO - AGRADECIMIENTOS, DESPEDIDA Y CIERRE


Pese a que estas Jornadas abordan la cuestión de los enteógenos desde una perspectiva global, no hay que llevarse a engaño. En la calle la controversia se encuentra en un nivel infinitamente más básico. Hoy por hoy la discusión recurrente es, por de pronto, la legalización o no de la marihuana. Blanco o negro. No parece haber muchas intenciones de profundizar seriamente en la cuestión más allá de los titulares escandalosos y las consignas lanzadas por el Padre Apeles y demás tertulianos "fanfarrones de la sobriedad".
Por ello no es de extrañar que los diversos medios de comunicación que se han hecho eco de este evento lo hayan abordado desde esta perspectiva.
Sin duda conscientes de este interés popular -y con el loable propósito de elevar el tono del debate público-, los organizadores del encuentro han dedicado una ponencia al asunto.
Joan Ramón Laporte, farmacólogo clínico de la Universidad Autónoma de Barcelona se encarga de refrendar las propiedades terapéuticas de la marihuana.
Y siguiendo la estela de la actualidad, pero en el extremo más opuesto de la farmacopea natural, otro colega suyo, el farmacólogo clínico del Instituto Municipal de Investigación Médica Jordi Camí expone los resultados de un estudio experimental con MDMA, el popular éxtasis.

Fuera de la sala, Escohotado sigue fumando sus proverbiales petas mientras Felipe Borrallo, alma mater de Makoki hace un break tras el mostrador para relatar las últimas batallitas legales que está librando al frente de la A.R.S.E.C.","Asociación Ramón Santos De Estudios sobre el Cannabis , fundada en 1991. A todo esto, siempre me he quedado con la duda de saber quien demonios es Ramón Santos...
En los mentideros se rumorea la posible visita del devaluado pero aún enigmático Carlos Castaneda a Barcelona para impartir uno de sus seminarios de autoconocimiento. Tres días junto a una leyenda que se cotizarán a precio de oro, lo cual ya ha suscitado las quejas de algunos incautos.
Inevitablemente ello me recuerda el inspirado título acuñado por una de las ponencias pronunciadas en el segundo Congreso Internacional, antes referido: El Esoterismo Como Enfermedad Senil Del Chamanismo...

El programa llega a su fin. El doctor Jordi Carbonell, médico del Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria es el encargado de cerrar las Jornadas con una intervención en la que agradece a Hofmann el honor de su presencia y rememora sus experiencias con hongos alucinógenos en México. La mismísima chamán María Sabina, poco antes de sus fallecimiento a los 90 años, fue su guía de trip. Vaya, otro ser afortunado...
Pese a todos los inconvenientes, el balance final de las Jornadas es positivo por algunos de sus contenidos y muy especialmente por su significación, por lo que tiene de reto al discurso dominante que impera en la calle. Es la prueba palpable de que las cuestiones aparentemente más controvertidas pueden abordarse con rigor, sin histerismos ni falso moralismo.
Aun así queda aún mucho camino por andar. Tanto y tan arduo que a menudo te asalta la tentación de echar a rodar cualquier intento de proselitismo y disfrutar al máximo de los secretos placeres de la marginalidad.